domingo, 26 de septiembre de 2010

La historia de Jesús, segunda parte: La cruz y la corona de espinas



Jesús, el chico de 23 años dispuesto a hacerse un tatuaje, está en camino a Stefano’s Tattoo, un lugar que le recomendaron. Está sumamente nervioso porque le han dicho que duele mucho, tiene miedo, suda como loco, pero aun así está decidido a tatuarse. Está renaciendo.

Su amigo “La Rata” lo acompaña, ya que no se atreve a ir solo. Entran como dos niños perdidos en un bosque. “Qué par de babosos” dirían años más tarde durante una amena chupeta.
El tatuador, que curiosamente es argentino, los está esperando. Le muestran el dibujo que se tatuará Jesús. Se sienta en la camilla y todo se vuelve borroso en ese momento.

Una hora y media después se encuentran de regreso en el taxi. Se sienten orgullosísimos, ya que “La Rata” decidió tatuarse la cruz del primer disco de Guns N’ Roses en el antebrazo derecho, mismo Axl Rose.
Cuando Jesús llegó a su casa, le enseñó el tatuaje a Simón, su hermanito menor, el cual lo admira mucho, ya que los padres son muy “telas”. Le pide que no cuente nada, pero la madre los escucha conversar y se arma la grande…


Jesús ahora está en su cuarto escuchando la radio a todo volumen, llorando mientras pasan una de esas canciones que nos dan ganas de cortarnos las venas con galletas de soda.
¿Qué le dijeron sus padres? Bueno, de todo. María Julia, su madre le dijo que era un imbécil, que ahora todo el mundo va a pensar que su hijo es un drogadicto. Carlos, su padre, que encima es médico, le dice que pudo haberse contagiado cualquier cosa, que ahora no va a poder donar sangre y todo ese cuento. Se nota que el papá es recontra pisado porque no dijo nada hasta que la mamá lo miró con cara de pocos amigos.
La discusión lo hirió mucho, pero lo que le dio más cólera fue que su madre, la mujer que lo cuidó desde que nació, la que prácticamente le enseñó a vivir, le dijo que estaba decepcionada de él y que es un pésimo ejemplo para Simón. Cómo le jode a Jesús eso.

El lunes es su entrevista de trabajo, se muere de miedo porque sus padres le han dicho que ahora nadie va a querer contratarlo por la pinta de pordiosero que tiene ahora. Y que si quiere borrarse el tatuaje va a tener que pagárselo, porque ellos ya están muy gastados con el lifting que se hizo María Julia. Para colmo de males su hermana no para de cargosearlo porque ella es toda nice, ustedes saben, va a Gótica todos los fines de semana.
A pesar de todo se siente bien de haberse tatuado, ahora cree que es libre, que ha renacido, ya no es el chico tímido que no tuvo enamorada hasta los 17 años, ya no es el que escogían al final para las pichangas del colegio. Ahora es un hombre.
 Lo único que se pregunta es por qué sus viejos no son como los de “La Rata”, a él no le dijeron nada, es más le contaron a sus tíos que se había tatuado algo muy “chévere” en el antebrazo.

Llegó el lunes y fue a su entrevista. Se siente mal, le pidieron exámenes de sangre y todas esas cosas. Qué raro que a los demás entrevistados no les hayan pedido nada. De cualquier manera le dijeron que lo llamarían, pero Jesús cree que no y que quizá haya sido por el tatuaje.
Ahora se pregunta si el tatuaje será una cruz que deberá cargar para siempre y si es una corona de espinas que lo hará sufrir cada día, desangrándolo hasta que los dioses terminen de mofarse de su desgracia.



Continuará…

No hay comentarios:

Publicar un comentario