domingo, 10 de octubre de 2010

Pishtaco





Hace no mucho tiempo salió una información en todos los noticieros. Hablaba de los pishtacos, aquellos “locos” que asesinaban a las personas para robarles la grasa corporal y venderla a los laboratorios de cosméticos europeos. Al comienzo la gente se asustó, pero luego algunos líderes de opinión gritaron a los cuatro vientos que se trataba de un psicosocial que estaba haciendo el Estado para olvidar los problemas que acontecían en el país. ¿Qué tan cierta es la historia de los pishtacos?

El pishtaco o nakaq es un personaje legendario de la tradición andina peruana. La palabra pishtaco proviene la palabra quechua pishtay (cortar en tiras) La leyenda del pishtaco o pishtaku como asesino a sueldo surge entre la población de los Andes peruanos, en especial en los departamentos de Junín, Huancavelica, Cuzco, Ayacucho, Apurimac, Pasco y la sierra de Lima. Se trataría de un bandolero, cuya ocupación era atracar mujeres y hombres solitarios. Degollaba a sus víctimas para comer su carne en forma de fritos y vender la grasa. O bien las entierra, a veces con vida, para fecundar la tierra o dar solidez a las construcciones. La figura del pishtaco aparece desde muy antiguo en la tradición quechua, ya en épocas prehispánicas se tienen noticias de sicarios enviados por los grupos de poder o por etnias rivales para eliminar a personajes importantes o simplemente diezmar la población.


Suele tratarse de un extranjero, un foráneo. Lo describen como un hombre alto y rubio de ojos claros y complexión atlética.

El pishtaco es un bandolero solitario, carece de compañía o apoyo, si es capturado por la población se matará sin duda a fin de no revelar sus secretos; no así si lo capturan las autoridades pues se cree que actúa bajo el amparo del gobierno como un agente secreto. Actúa protegido por la soledad de los caminos que unen los pueblos, ataca a personas solas que viajan distraídamente; las espera en un recodo del camino y las degüella inmediatamente sin darles posibilidad de defensa. Para ello utiliza una especie de cuchillo corvo muy afilado y grueso que esconde entre sus ropas.

El pishtaco no mata por el gusto de hacerlo, ni tampoco indiscriminadamente; ataca sólo a personas de bajos recursos, viajeros; al poblador común; se cree que es enviado por alguien poderoso, probablemente un extranjero, con un fin específico. Los cadáveres de sus víctimas son utilizados para extraerles la grasa y utilizarla en diversas cosas. Hemos escuchado versiones bastante dispares sobre el uso de esta grasa humana (para preparar jabones finos, como lubricante para maquinarias de alta tecnología, ungüentos curativos, cremas de belleza, incluso combustible para aeronaves y cohetes espaciales), al parecer todas las versiones confluyen en la extracción de la grasa del cuerpo para comercializar con ella. Se dice que los colonizadores asentados en la zona andina asesinaban a pobladores comunes bajo cargos de herejía o desacato. El cronista Huamán Poma de Ayala, lo denomina como un personaje pre-hispánico, cuenta que utilizaba la grasa humana para hacer hechizos, mezclándola con plumas, oro y demás ingredientes extraños, también relata que se comunicaban con los demonios.



Fuente: Blog “Desde Lima”

1 comentario:

  1. si existe el pishtaco encontre en los anos 1984 ropa con sangre en la punta de antacasha.

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