sábado, 15 de noviembre de 2014

El Muqui: Duende Erótico de la Mineria

Los llamados Mukis o Muquis , el cual resulta de una castellanización del vocablo quechua murik, que significa "el que asfixia" o muriska "el que es asfixiado”. La creencia en la existencia del Muki surgiría tanto de las antiguas tradiciones andinas sobre los demonios y pequeños seres que pueblan el “Uku Pacha” o mundo de abajo, como de los propios temores y de la necesidad de los trabajadores de encontrar una explicación a las cosas extraordinarias que suelen ocurrir diariamente en la labor minera para lo cual no encuentran respuesta alguna.

Los Muquis y la Minería


El Muqui, es considerado por los mineros andinos como guardián y dueño de los minerales, a quien se debe solicitar permiso para ingresar en sus dominios. Es descrito como un ser pequeño, vestido como minero con herramientas de oro, ojos rojos, cachos rojos y un pene prominente que algunas veces esta enrollado en su cintura. El Muqui puede mostrar las vetas más productivas, a cambio de “regalitos” coca, aguardiente, tabaco, a veces un animal o puede que pida un niño. Sin embargo, es un ser ambiguo algunas veces se muestra amable y juguetón con los mineros o sus hijos y otras violento e inclusive causante de derrumbes, pesadillas o muerte por extrañas enfermedades. Lo interesante es que los derrumbes, pesadillas tormentosas o enfermedades están asociados a mineros incrédulos o que restan importancia a las creencias y rituales de pago. Los estudios entorno al Muqui coinciden en afirmar que su existencia inicia con la explotación minera colonial en los andes centrales y sur.
Superstición: Mujer y la minería 

La mentalidad andina relaciona la mina como el vientre de mujer y los minerales como embriones, por lo tanto la extracción del mineral simbolizaba el desprendimiento de embriones de la madre, ciertamente una acción que trastoca el equilibrio natural de un proceso. Por ello había que recompensar (en un acto de reciprocidad) esta acción con un pago simbólico. Por ello el Muqui personifica a la mina y a través de él se representa la práctica ancestral de reciprocidad andina.

Conocido también como dios Supay Muqui, a quien los mineros atribuyen las riquezas y las desgracias cuando una mujer ingresa a la mina, ya que existe la creencia de que la veta de la mina es femenina y que ésta escondía sus riquezas por celos.

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